A un año exacto de la muerte de mi papá, y a casi uno de no escribir, estoy de regreso en mi playa, mi casa. Como el hijo pródigo (y mimado) que siempre he sido.
Creo que malgasté mi herencia, no la supe invertir, ni la hice crecer. Hoy me queda casi nada de todo eso que era sólo tiempo, pero era mío, y ahora trato de recuperar, sin prometer nada, sólo intentarlo. Y si falto a mi propósito, regresaré de nuevo. Como hoy.
Dedicado a los que están a mi lado. Los que, aunque me vaya, siempre están aquí... y por quienes siempre valdrá la pena regresar.
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