martes, 11 de septiembre de 2012

Tío Ramón

No recuerdo exactamente cuándo fue que lo conocí, pero estoy seguro que él si tenía en su memoria ese día. Era un tío muy cariñoso, efusivo y cálido. Alguien que no temía demostrar afecto como muchos "machos" norteños que abrazan de manera superficial y que dan besos tímidos solo a su madre, esposa o hijas... Así era mi tío Ramón.

Vivía frente a la casa de mis papás, en un pueblo al norte de Sinaloa, ese es el primer recuerdo de él. Sus hijas fueron mis compañeras de juego, mis cómplices en algunas travesuras y mis primeras maestras de inglés no oficiales -al igual que sus nietos e incluso él mismo- casi dos décadas después, en California.
Fue un excelente hijo, me consta... Un buen esposo para mi tía, un gran padre para mis primas y el mejor de los tíos. Muy trabajador; sabía mil oficios y era capaz de arreglarlo todo aunque para eso tuviera que llenarse las manos de grasa.
También sabía darse tiempo para recorrer un parque temático o de juegos extremos, o pasar una tarde de volibol con la familia. ¡Ah! y defender de manera enérgica lo que no le parecía. Ese también era mi tío. Un terco de primera
Siempre estaba ahí, apoyando, ayudando o con las palabras exactas para las circunstancias difíciles. Las puertas de su casa, sus brazos y su corazón siempre estuvieron abiertas para todos. Su partida nos sorprendió.
 No nos lo esperábamos, para esas cosas nunca se está preparado. Ahora está con mi papá y mi abuela, eso nos consuela un poco, pero no hemos dejado de extrañarlo. Hoy más que nunca sus recuerdos están vivos, como cuando estaba con nosotros.
Adiós tío Ramón

No hay comentarios: